Colaboración para el fanzine: Vivir en la ciudad.
En la catedral de tus huesos se esconden las palabras que
impulsan el resorte de tu corazón podrido.
Esos ojos que escudriñan tus entrañas no son más que luces
marchitas. Pero no temas, pues no te harán daño, alumbrarán tu camino sin pedir
nada a cambio. Pero siempre mostrándote con voz ilusoria que tu existencia, no
es más que un mero gránulo a punto de desaparecer en el horizonte.
Incluso tu sombra; fiel compañera que nunca te abandona, te
recordará constantemente que dejar la puerta de una jaula abierta no invierte
el hecho de que esa jaula exista, y que TÚ, eres el siguiente lote de carne
fresca que debe ser escrupulosamente empaquetado y atesorado para una
posteridad, donde esos sueños del pasado ya no tienen cabida .
La masa grumosa te asfixia a pasos agigantados y tu
bolsillo se ha convertido en un reloj de arena inexorable.
Qué es lo que te queda te preguntas: tu identidad ha sido
corroída por los sórdidos muros y tu autoestima absorbida por los deberes
establecidos que mantienen en pie los pilares del orden y la paz ficticia.
Decides buscar a una nodriza que te ampare y comprenda; porque estás cansada, demasiado cansada. Entonces, ella aparece; y ya no hay
más caras de cartón, más escenarios inertes, más dolor ni frustración, ya no
hay más...TÚ.
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